El sistema bipartidista, también conocido como bipartidismo, es un modelo político que favorece la aparición de dos coaliciones políticas principales, generalmente antagónicas en el espectro político. Este sistema tiende a excluir o discriminar positivamente a las minorías políticas, resultando en que uno de los dos partidos principales alcance el gobierno mientras el otro se convierte en la oposición oficial. Los defensores del bipartidismo argumentan que genera estabilidad política al excluir sectores extremistas que podrían alcanzar representación parlamentaria o presidencial. Por otro lado, los detractores sostienen que esta exclusión de minorías es antidemocrática.
En un sistema bipartidista, los dos partidos dominantes suelen acaparar la atención de los medios y la opinión pública, relegando a un segundo plano a los partidos minoritarios. Es importante notar que existen diferentes grados de bipartidismo, con algunos sistemas políticos más bipartidistas que otros. En general, la mayoría de los sistemas tienden a favorecer en cierta medida el bipartidismo, aunque algunos están diseñados de forma bipartidista desde su concepción.
Aunque se pueden encontrar antecedentes prototípicos en la antigua Roma, con la lucha entre las facciones de populares y optimates en el Senado, el bipartidismo moderno surge tras la Revolución Francesa. A lo largo de Europa, se fueron implantando parlamentos bipartidistas de forma intermitente, generalmente con conservadores y liberales como las dos fuerzas principales. En España, por ejemplo, se establecieron parlamentos de este tipo durante el Trienio Liberal y la Restauración Borbónica.
Con la llegada del socialismo y la extensión del sufragio femenino, el bipartidismo se vio desafiado en muchas democracias europeas. La masa obrera exigió representación, lo que llevó a una disgregación del mapa político. En países como Gran Bretaña, Francia y España, los partidos liberales fueron eventualmente reemplazados por partidos socialistas (generalmente socialdemócratas) como el principal representante de las clases menos favorecidas, formando el otro "pilar" del bipartidismo junto a los partidos conservadores.
Varios factores contribuyen a la formación y mantenimiento de sistemas bipartidistas: 1. Circunscripciones electorales numerosas: Cuantas más circunscripciones existan, con menos electos por circunscripción, más se favorecen las listas más votadas. 2. Leyes electorales que favorecen mayorías fuertes: Sistemas que dan más representación a los partidos más votados. 3. Umbrales electorales: Porcentajes mínimos de voto para entrar en el Parlamento, que dificultan la representación de partidos pequeños. 4. Coaliciones y federaciones entre partidos: La unión de fuerzas políticas para competir contra los partidos mayoritarios. 5. Evolución hacia partidos "atrapalotodo": Partidos que diluyen su carga ideológica para atraer a un electorado más amplio. 6. Financiación pública y prerrogativas: Que favorecen a los partidos establecidos y dificultan la entrada de nuevos actores políticos.
Existen contextos donde el bipartidismo ha sido menos común: 1. Países con sistemas multipartidistas como Alemania, India o Italia. 2. Naciones con sistemas de representación proporcional como Países Bajos, Suiza y Suecia. 3. Países con sistemas políticos inestables o en desarrollo, como algunas regiones de África subsahariana y América Latina. 4. Naciones con conflictos étnicos o regionales significativos.
El bipartidismo se ha manifestado de diversas formas en diferentes países: - En Belice, el Partido Unido del Pueblo y el Partido Democrático han dominado la escena política desde la independencia. - Chile experimentó un sistema binominal hasta 2017, que favoreció la formación de dos grandes coaliciones. - En España, se vivieron dos grandes periodos de bipartidismo: el turnismo durante la Restauración borbónica (1875-1923) y el periodo de alternancia entre PSOE y PP desde 1982. - Francia tuvo un bipartidismo entre gaullistas y socialistas durante gran parte de la Quinta República, hasta 2017. - Grecia experimentó un bipartidismo entre el PASOK y Nueva Democracia desde 1974 hasta 2012. - Honduras mantuvo un sistema bipartidista entre el Partido Liberal y el Partido Nacional hasta 2013.
En el mundo anglosajón, el bipartidismo ha sido particularmente prominente: - Estados Unidos presenta un clásico sistema bipartidista presidencialista, con el Partido Demócrata y el Partido Republicano dominando la escena política. - Reino Unido ha oscilado entre conservadores y laboristas en las últimas décadas, aunque históricamente el bipartidismo fue entre conservadores y liberales. - Canadá ha sido dominado por el Partido Liberal y el Partido Conservador durante gran parte de su historia. - Australia ha visto una alternancia entre el Partido Laborista y la Coalición (Partido Liberal y Partido Nacional). - Nueva Zelanda, a pesar de tener un sistema de representación proporcional mixto, ha mantenido una fuerte competencia entre el Partido Laborista y el Partido Nacional.
En América Latina, el bipartidismo ha sido común, aunque con variaciones: - Argentina tuvo un bipartidismo entre el Partido Justicialista y la Unión Cívica Radical durante gran parte del siglo XX. - Costa Rica experimentó un bipartidismo entre el PLN y el PUSC hasta principios del siglo XXI. - Uruguay mantuvo un bipartidismo entre el Partido Colorado y el Partido Nacional por más de cien años. - Venezuela tuvo un sistema bipartidista entre Acción Democrática y COPEI hasta finales de los años 90.
El bipartidismo enfrenta diversas críticas: 1. Limitación de la diversidad política: Se argumenta que reduce la representación de opiniones minoritarias. 2. Fomento de la corrupción: Al no existir una verdadera oposición, puede facilitar prácticas corruptas. 3. Dilema entre estabilidad y representatividad: Se cuestiona si la estabilidad política justifica la menor representación de minorías. 4. Voto útil: El bipartidismo puede llevar a los votantes a elegir entre las dos opciones mayoritarias, limitando aún más el sistema. Estas críticas alimentan el debate sobre la idoneidad del bipartidismo en sistemas democráticos, contrastando la estabilidad que puede proporcionar con la potencial pérdida de diversidad política.
[Fuente: Texto proporcionado sobre sistemas bipartidistas]